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  556. Martes, 31 mayo, 2005

 
Capítulo Quingentésimo quincuagésimo sexto: "Cuida de los pequeños detalles, un pequeño agujero puede hundir el barco" (Benjamín Franklin, 1706-1790 Científico, político y filósofo estadounidense)

Lo dicen todas las encuestas: el problema más molesto relacionado con la salud que sufren los españoles es, con diferencia, el estreñimiento.

Más de siete millones de personas, es decir casi un 20% de la población, lo padece y de ellos un 75% jamás acude al médico para ser atendido.

Aún peor, un 30% se automedica.

Y es aquí donde empieza el problema, teniendo en cuenta que casi el 50% de los que lo padecen son mayores de 50 años, y que la mayoría de ellos son "polipastilleros", no es nada difícil que una buena parte de "consumidores" pueda confundir la pastilla azul clarita de la caja blanca con la otra pastilla azul cielo de la caja verde, dando lugar a ciertos efectos de los que luego acaben "arrepentidos".

Algo así como lo que le ocurrió a César Borgia, hijo del Papa Alejandro VI, emparejado con los "Borgia" valencianos, y que después de una vida poco "recomendable" le dio por sentar la cabeza y casarse, a una avanzada edad, con una jovencita de muy buen ver.

Temeroso de no "cumplir" con su esposa la noche de bodas, pidió al médico que le recetara algún remedio para el "vigor", algo que el galeno hizo, advirtiéndole que tuviera cuidado con la dosis ya que las pastillas eran bastante "potentes".

Pero él, ni corto ni perezoso y empeñado en que nada le impediría cumplir con sus deberes matrimoniales esa noche, se tomó de una vez todas las pastillas recetadas, con tan mala suerte que con las prisas confundió las píldoras del "vigor sexual" con las que habitualmente usaba como laxantes.

El resultado: se tuvo que pasar toda la "prometedora" noche de bodas en el excusado, hasta que a la mañana y aún sin levantarse del retrete, moría sin haber podido consumar el matrimonio.