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  489. Martes, 15 Febrero, 2005

 
Capítulo Cuadringentésimo octogésimo noveno: "Si un pajarito te dice algo debes estar loco, los pájaros no hablan". (Daniel P., 6 años, estudiante)

Resulta que en una encuesta hecha por una marca de detergente, la media de manchas a lavar cada vez que uno "pone" la lavadora en esta parte del mundo civilizado, es de catorce.

Mientras en España la mayoría son de vino, en Inglaterra la mancha "nacional" es la de té.

Y digo yo que me parecen muchas manchas para cada vez que lavamos, aunque también es verdad que da la sensación que lo primero que hace la ropa limpia cuando te la pones, sobre todo si es blanca, es convertirse en un agujero negro atrapamanchas.

Al final va a tener razón el Juanfe, soltero él, cuando mantiene la curiosa teoría de que jamás hay que usar ningún producto que se anuncie como "quitagrasas" ya que es, precisamente esa grasa adherida y seca a cualquier pantalón, camisa, cazuela, plato o pared, la que impide que cualquier otra suciedad se quede pegada.

Siempre, eso sí, que la susodicha capa de grasa esté bien seca, claro.

Y parte de razón tiene, además lo de la limpieza es, como casi todo, muy relativo, y siempre está relacionada con la cosa cultural; al fin y al cabo la mayoría de las mujeres se ponen histéricas cuando ven pelos de perro en un sofá, pero acarician esos mismos pelos cuando forman parte de su chaquetón de zorro.

Y no sé, pero me da a mi la sensación, que la mayoría de los susodichos pelos del abrigo andan más cerca del perro que de cualquier otro bicho peludo.