Capítulo Cuadringentésimo septuagésimo segundo: "La tontería se coloca siempre en primera fila para ser vista; la inteligencia detrás para poder ver." (Isabe de Wied 1843-1916, bajo el pseudónimo de "Carmen Sylva", reina de Rumania)
Aunque a esta bitácora (que gracias a los "
pícaros" de turno parece que se ve en algún sitio más, por cierto aprovecho para saludar) le acompañe cierta fama de "indecente" y "licenciosa", por aquello de tratar con alguna asiduidad contenidos impúdicos, no deja de ser más el ruido que las nueces.
Y la prueba está ahí, ni un solo día durante toda esta semana aparece tema alguno que tenga que ver con la lujuria de la carne.
Pero como una semana sin "
pecar" no deja de ser un tiempo más que razonable, y hasta excesivo, para determinadas necesidades fisiológicas, hoy, aprovechando que es viernes y andamos más relajaditos, toca sexo.
Y "
toca" a lo grande.
Y no sólo "
grande" por la "
altura" del personaje, nada más y nada menos que todo un señor rey, sino por otro tipo de "
grandeza" que le causó al pobre más de un problema, a él y, sobre todo, a sus señoras esposas.
Según detallan las crónicas, Fernando VII (1784-1833) contaba con un órgano genital de dimensiones tan desmesuradas, que hizo aconsejable que la reina María Cristina, su cuarta y última esposa, tomase medidas preventivas por prescripción facultativa.
La reina cada vez que tenía que "
cumplir" con sus deberes conyugales y por estricto consejo médico, interponía una almohadilla agujereada a la entrada de su vagina
Hasta el lunes y, por favor, si alguien quiere poner estas chorradas en otra bitácora como suyas, al menos que las "
adorne" un poquito, seguro que le quedarán mejor.