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  461. Miércoles, 5 Enero, 2004

 
Capítulo Cuadringentésimo sexagésimo primero: Si no pudiesen contar sus enfermedades, habría muchos que no estarían enfermos (Santiago Russinyol, 1861-1931, escritor)

Dicen que Santiago Russinyol, autor del encabezamiento del capítulo de hoy, se colocó en una esquina de Barcelona ofreciendo monedas de duro de la época a cambio de cuatro pesetas.

La gente que pasaba, desconfiada, no le canjeó ni un solo duro.

Creencias personales al margen y aunque sólo sea por los recuerdos que tenemos de ella, si existe un día, o mejor dicho una noche, en la que poder recuperar la confianza, esa es la del cinco de enero.

Esa es esta noche.

Desde aquí, con los amigos cerca y las preocupaciones lejos y dónde hoy se nota un poquito más que otros días que la ilusión huele a café recién hecho, se me había ocurrido poner todos los zapatos que tengo para que los reyes magos os dejen lo que queráis pedirles.

Aunque sea algo tan simple como la historia de Paulo Coelho que, aprovechando el tono tan empalagoso de este post, me voy a atrever a contar:

El día de Navidad. la familia entera se reunió alrededor del árbol y comenzó a abrir los regalos.

La hija, contenta, le entregó una caja al padre. -"Esto es para ti, con todo mi amor".

El padre, orgulloso, abrió la caja, pera ésta estaba vacía.

Con el mayor cariño, le dijo a su hija: "-Amor mío, sé que tienes la mejor de las intenciones, pero la vida te ha de enseñar que no podemos dar algo que no existe, por muy bien envuelto que esté y por mucho cariño con que lo entreguemos. Creo que te olvidaste de poner algo aquí dentro".

-"¿Pero es que no lo ves?" -"No veo nada, hija mía"."-¡Pues me pasé una tarde entera llenándola de besos!"

Los ojos del padre brillaron:

-"¡Es verdad! ¡Muchas gracias, hija mía, por un regalo tan bonito!"

Y durante el resto de su vida, siempre que se sentía deprimido o descorazonado, el padre abría la caja, sacaba un beso que su hija había puesto allí, y volvía a tener el valor suficiente para enfrentarse a sus retos.

Al menos este peluche desea que así sea.. y quien sabe.

Hasta el viernes. .