Capítulo Cuadringentésimo quincuagésimo cuarto: "No te acerques a una cabra por delante, ni a un caballo por detrás, ni a un tonto por ningún lado". (Maria de la O T., 68 años, jubilada y especialista en viajes del Imserso a Benidorm)
Ser el hermano intermedio marca.
En el primogénito, por aquello de la novedad, se suelen volcar con todo su ímpetu y más, los padres, los abuelos, los tíos y hasta la vecina soltera del quinto derecha.
El tercero (si lo hay), que suele nacer varios años después, no deja de ser "
el juguete" familiar que siempre llega en "
el mejor momento".
Pero los segundos, que ni somos la novedad ni tenemos vocación de regalo de reyes, tenemos aprender a valernos por nosotros mismos mucho antes que los demás y casi siempre por nuestra cuenta.
Pura supervivencia.
Quizá por eso, con las lógicas excepciones, seamos más independientes y estemos más acostumbrados a hacer las cosas por nosotros mismos, pidiendo ayuda, solo, en contadas ocasiones.
Y sí, todo este rollo tiene una explicación, leo en una revista que la soprano estadounidense
Kathleen Battle yendo en su limusina, llamó a su "
manager" muy disgustada para que éste, a su vez, telefoneara al chofer para que bajara el aire acondicionado.
Tras el disgusto, la señora se dio un baño de leche de burra para recuperarse del sofocón.
Claro que me da a mí que esta más que primogénita, que también, simplemente es idota, aunque ambas cosas no tienen por qué ser incompatibles, claro.
Hasta el lunes.