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  429. Miércoles, 10 Noviembre, 2004

 
Capítulo Cuadringentésimo vigésimo noveno: "Si quieres una mano que te ayude, la encontrarás al final de tu brazo". Gladys G. 28 años, cajera por el día, cuidadora de ancianos por la noche y limpiadora los fines de semana.)

Uno como buen chico de barrio periférico de provincias, acostumbrado a ser finalista en los concursos para ver quien meaba más lejos (Paulino nunca te pude ganar, te odio lo se pas) nunca ha tenido problemas de ese tipo, pero tengo que reconocer que para los que les cuesta "mear/orinar/miccionar" en la calle, tener que aguantarse que encuentre un "aliviadero" que le satisfaga, debe de ser una cosa muy complicada.

Conozco yo los ejercicios propuestos por el doctor Kegel para que estas cosas se hagan más llevaderas, pero resulta que lo del refuerzo del suelo muscular pélvico y tal que propugna, solo sirven para embarazadas, algo que la mayoría de los mortales ni hemos sido ni seremos.

¿Soluciones?, pues no hay muchas, lo primero claro beber menos, sobre todo si lo que bebemos es diurético como el café o el té, pero siempre la costumbre es la que acaba marcando el ritmo, si uno se acostumbra a orinar a horas fijas y a intervalos regulares de 1 o de dos horas, la vejiga se acaba fortaleciendo y la podremos controlar mucho mejor.

De todas formas si uno viaja mucho y es un poco escrupuloso, nada de elegir el "servicio" a ciegas entrando en el primero que vea, que las sorpresas pueden ser de infarto, mejor planificarlo todo por si las moscas para poder "elegir" el ambiente que nos pueda satisfacer a la hora del "alivio".

Para ello nada como descargarse, por ejemplo, la guía de urinarios públicos europeos y estadounidenses , la Where2Go public Restrooms Locator, gratis y muy práctica a la hora de planificar perfectamente el sitio más conveniente para que uno pueda "aliviarse". Y hacerlo como en su propia casa.

Aunque donde esté la calle frente a una buena tapia...