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  421 Miércoles 27 Octubre, 2004

 
Capítulo Cuadringentésimo vigésimo primero: "A medida que gano en experiencia, pierdo en pelo". (José G., 26 años, modelo de ropa para los catálogos del Carreforur)

Por más que nos cuenten o nos digan que los únicos afrodisíacos que necesita una pareja son la "comunicación" y la "variación", experimentar "otros" seguro que nunca viene mal.

Como decía un profesor de esos que aprobaban siempre: "por comer chocolate no salen granos, pero si cuando comes chocolate te salen granos: no comas chocolate".

Pues igual.

Aquí van tres muestras de afrodisíacos históricos, poco conocidos y fáciles de conseguir.. de toda la vida, vaya.

La sopa "bullabesa": combinación de mariscos y especias. Cuenta la leyenda que fue la mismísima Venus la que la inventó para así avivar el fuego de su marido, Vulcano, que no cumplía como debía.

La "braguette": variedad de pan descendiente directo de los panes con forma de pene que se fabricaban y consumían en la era precristiana. En zonas como Siracusa o entre los pueblos germanos del norte se horneaban con forma de vulva, pero con los mismos "poderes".

El laurel: típico de la cuenca mediterránea, asociado desde siempre a la virilidad motivo por el que se coronaba con coronas de estas hojas a vencedores, tanto atletas como guerreros.

Lo mismo que la frase del chocolate: "por comer "bullabesa", "braguette" o laurel no vas a "rendir" mejor, pero si comiendo "bullabesa", "braguette"" o laurel "rindes" mejor.. pues a comer bullabesa" "braguettes" o laurel"... "!Ea!"