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  375. Martes, 3 Agosto, 2004

 
Capítulo Tricentésimo septuagésimo quinto: ¿Por qué cuando tienes una herida en un dedo, parece que es ese dedo el único de la mano que usas continuamente?

Tal y como se está poniendo la vida moderna ser vago es cada vez más difícil.. pero a todos los niveles.

Resulta que hay unos animalitos con los que me identifico plenamente, y no sólo porque se alimenten de eucaliptos, -aunque tengo que reconocer que yo no como mucho más-, o por su costumbre de no beber nunca agua, no sudar y no tener parásitos, -algo a lo que, salvo quizá en lo de los parásitos,- también me acerco bastante, sino y sobre todo, por sus muy saludables costumbres a la hora de organizarse la vida.

Son los koalas. Unos auténticos modelos a imitar, y más listos que el hambre.

Resulta que prefieren acumular energía para cuando les pueda hacer falta, por lo que permanecen descansando o durmiendo entre 18 y 20 horas diarias, empleando las demás en comer y relacionarse.

Todo un verdadero ejemplo animal que deberíamos de seguir todos los humanos, y que algunos, por alguna razón que se me escapa, se empeñan en no entender.

Por eso, los koalas, como máximos representantes de una calidad de vida bien entendida y a la que aspiramos muchos, resulta que están al borde de la extinción.

Parece que todo les vale con tal de que nuestros mitos, nuestros héroes, nuestros ejemplos a seguir, dejen de serlo.

Y es que hay animales que te tienen que caer simpáticos por fuerza y hagan lo que hagan.. o precisamente por no hacerlo.