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  343. Martes, 1 Junio, 2004

 
Capítulo Tricentésimo cuadragésimo tercero: ¿Por qué siempre son tan antiguas las revistas de las salas de espera?

Después de que casi me cuesta una "agresión", al final parece que le voy a poder sacar partido a los abanicos de la famosa boda. Al tiempo.

Me están enseñando como se liga con ellos, no es que yo lo vaya a usar para eso, ¡por supuesto que no se me ocurriría! (uyy, un ataque de tos, debe de ser la alergia), pero como el saber no ocupa lugar, me he decidido a entrar en una plena "inmersión lingüística" del idioma del abanico.

Y como uno para ciertas cosas tiene maña, ya casi puedo lanzarme a practicarlo, eso si, como mera curiosidad científica, naturalmente.

- Mantenerlo cerrado un momento en la mano derecha: "quiero tener novio cuanto antes".

- Mantenerlo cerrado un momento en la mano izquierda: "ya estoy comprometido".

- Acariciar suavemente el abanico con la mano: "estoy pensando si tu me convienes".

- Cubrirse la cara con él fingiendo un mareo: "no me gustas, dejamé en paz."

- Usarlo para tapar parte del rostro: "Mis padres están atentos y observándome"

- Pasárselo por la frente, tocando el pelo con él: "me acuerdo mucho de ti"

Ahora que lo estoy pensando, mira que sería todo mucho más fácil si todos lleváramos uno.. especialmente a ciertos sitios.