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  339. Miércoles, 26 Mayo, 2004

 
Capítulo Tricentésimo trigésimo noveno: ¿Por qué estamos tan seguros de que Colón descubrió América y no pudo hacerlo alguien que se llamara igual que él?

Que no, que no se empeñen, que aunque digan que había mucha seguridad en lo de "La Boda", mienten, y yo fuí uno que lo sufrió en sus propias carnes.

Vale, la culpa es mía por ir a "cucharonear" dónde no se me había perdido nada, pero allí estaba, rodeado de un montón de policías incapaces de parar a esas patrullas familiares que luchaban, como si les fuera la vida en ello, por coger un abanico gratis, !que los había de tres colores..!

Y las peores las abuelas, banda de viejas armadas de bastones que a la menor abrían los brazos para atizarte un codazo que te dejaba sin aire.

Ríete tú de la guerra del Vietnam, un juego de niños era esa.

Y los pobres policías incapaces de parar aquello, sobre todo cuando alguien abrió una de las vallas, tan horteras ellas de rosa, y vino lo peor, avalancha de gordas para saquear la caja dónde estaban los cotizados abanicos, el pobre voluntario gritando desesperadamente "no se pueden coger" y la marabunta a coro "!sí que se puede, sí que se puede"!

Espeluznante.

Eso si, yo me traje tres, uno de cada color, no los quiero para nada, ya lo sé, pero eran gratis.