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312. Lunes, 19 Abril 2004



Capítulo Tricentésimo duodécimo: ¿Por qué siempre que se necesita tocar madera es cuando nos damos cuenta de que el mundo está hecho de plástico?



Puede parecer raro, vale, pero si existe como profesión la de sexador de pollos, -separar por sexos las aves cuando todavía son polluelos- (incluida en el grupo 024, agrupación 02, según el Real Decreto Legislativo 1175/1990, de 28 de septiembre -¡tomaaaaaaaaa!) y que, en España, la "profesan" sobre todo coreanos, (se podría hacer un chiste con la terminación de su nacionalidad y la forma de "sexar" el polluelo, pero mejor lo dejamos), no nos debería extrañar mucho, que exista quien ha dedicado toda su vida a determinar las características sexuales de las hienas.



Y es que estos animalitos, además de tener el peor relaciones públicas del reino animal, presentan características muy particulares. Resulta que las hembras, además de ser más grandes que los machos, algo poco habitual, presentan unos órganos genitales raros, raros, raros.



Son tan parecidos estos órganos externos femeninos a los del macho que hasta los etólogos más imaginativos tienen difícil apreciar la diferencia, incluso a través del tacto.



Los labios mayores están retraídos hasta el punto de tener un aspecto de "escroto". Su clítoris es extremadamente grande, tanto como para que, hasta hace unos cuantos años, se confundiera con un pene y, sobre todo por una característica muy "útil": es capaz de entrar en erección, sirviéndole para copular con sus compañeros y/o compañeras.



Con razón estos animalitos eran, como ya vimos, esos bichos tan apañados que copulaban, no solo para reproducirse, sino también para relajarse.. oportunidades, al menos "ellas", tienen más que muchas hembras de otras especies, desde luego.