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311. Viernes, 16 Abril 2004



Capítulo Tricentésimo undécimo: ¿Por qué siempre encuentra uno primero lo que no busca?



Ya viernes, así deberían de ser todas las semanas, dos días de estar en el trabajo, que sirvan como preparación para vaciar y neutralizar pensamientos hasta dejar la mente en blanco, y luego un largo fin de semana para disfrutar.



No hay que preocuparse más de lo debido, al fin y al cabo ya estamos concienciados ante los grandes problemas que se nos vienen encima los próximos meses, lo importante es la mentalización, hay que aceptarlo: encontrar un bañador que le quede a uno bien es casi tan difícil como encontrar novio, aunque muchas veces una cosa lleve a la otra.



Y para que la mañana no sea tan larga, aquí va un sencillo ejercicio rescatado del "quo" y que puede hacer más entretenidos estos amargos ratos laborales que aun nos quedan hasta que hoy nos suelten:



1. Coger una hoja de papel y un lápiz.


2. Contar el número de letras que tiene el propio nombre; si son más de siete, se resta 2.


3. Hacer lo mismo con el apellido.


4. Multiplicar ambos resultados.


5. Escribir el número en la hoja y rezar esta oración: "Señor dame fuerzas para dejar de hacer estas gilipolleces y ponerme a trabajar"


6. Arrugar el papel


7. Intentar encestarlo en la papelera



Dicen que si el resultado del enceste es positivo, se te cumple el deseo. Yo , por si acaso, he puesto la papelera al revés, que estas cosas las carga el diablo...