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255. Viernes, 16 enero 2004



Capítulo Ducentésimo quincuagésimo quinto: Cuando buscamos aparcamiento, lo normal es tardar siglos en encontrarlo, además de tener que ir a más de un kilómetro para conseguirlo. ¿Por qué cuando ya hemos aparcado en el "quinto pino" y llegamos al sitio al que íbamos, suele haber a la puerta un hermoso sitio libre?



Hay una obra de teatro de Alejandro Casona, "La barca sin pescador", que plantea el viejo asunto del pacto con el diablo pero con una importante diferencia, el precio a pagar por conseguir las "mercedes" solicitadas por un barquero, -en este caso solucionar sus problemas económicos-, no implica entregar la propia alma tras la muerte, sino acabar con la vida de otra persona, de alguien lejano, de alguien completamente desconocido y de lo que nunca nadie sabrá nada.



En una encuesta más reciente (1983) de la revista "Psychology Today" hacían la siguiente pregunta: "Si usted pudiera, anónimamente, apretar un botón y eliminar con eso a alguna persona sin sufrir las consecuencias, ¿lo haría?"



Un 69% de los hombres y un 56 % de las mujeres dijo sí.



Se aniquilarían jefes, vecinos, ex maridos, ex-esposas, ex-novios, ex-novias, antiguas parejas de los compañeros actuales, las actuales parejas de los ex.. una verdadera masacre, vamos.



Cosas de la envidia, el vicio más perverso e imperdonable con un enorme poder corrosivo para el "vicioso" y demoledor para el "envidiado".



Ya avisaba el mismo Casona: "Si eres feliz, escóndete. No se puede andar cargado de joyas por un barrio de mendigos. No se puede pasear la felicidad por un mundo de gente que se cree desgraciada".



!Anda que para ser viernes no me he puesto trágico ni nada!