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245. Jueves, 18 diciembre 2003



Capítulo Ducentésimo cuadragésimo quinto: ¿Por qué pida uno el plato que pida siempre tiene mejor pinta el que ha pedido el de enfrente?



Las mariposas no son más que el desarrollo adulto de un insecto cuya única función, llegado a ese estado, es la reproducción.



Hasta tal punto está ligada esa función de reproducción a su existencia, que muchas de estas mariposas ni tan siquiera tienen estómago, ni modo alguno de alimentarse. Si son machos mueren después de realizar la cópula y, si son hembras, después de la puesta.



Suerte que tiene las mariposas, nosotros, las "personas humanas" somos algo más complicadas en ese sentido, un millón de veces al día es inevitable tener que tomar decisiones, escoger, priorizar.



El tomar la decisión adecuada, dependerá en mucho de que seamos capaces de ser sinceros con nosotros mismos sin necesidad de escondernos detrás de expresiones como: "debería", "querría", "sí, pero...". Lo fundamental es la confianza y la creencia de que la decisión tomada es la mejor.



El siguiente paso es actuar en consecuencia y sentir que estamos haciendo lo correcto por tomar una decisión muy estudiada, y que no hemos tomado al azar. Siempre hay que mirar hacia adelante y saber que la voluntad y la perseverancia hacen que llegamos a las metas fijadas.



Por tanto y según esta muy argumentada filosofía de vida, y como adelanto de unas merecidas vacaciones que no llegarán hasta mañana, hoy no pienso dar ni golpe.



Y si alguno no está muy convencido, aquí va una pequeña historia práctica de como hay que poner primero lo verdaderamente importante, y dejar para los huecos perdidos, algo tan absurdo como es eso que llaman "trabajo" :



Un experto asesor de empresas en Gestión del Tiempo quiso sorprender a los asistentes a su conferencia.
Sacó de debajo del escritorio un frasco grande de boca ancha. Lo colocó sobre la mesa, junto a una bandeja con piedras del tamaño de un puño y preguntó:
¿Cuantas piedras piensan que caben en el frasco?
Después de que los asistentes hicieran sus conjeturas, empezó a meter piedras hasta que llenó el frasco. Luego preguntó:
¿Está lleno?

Todo el mundo lo miró y asintió. Entonces sacó de debajo de la mesa un cubo con gravilla. Metió parte de la gravilla en el frasco y lo agitó. Las piedrecillas penetraron por los espacios que dejaban las piedras grandes. El experto sonrió con ironía y repitió:
¿Está lleno?

Esta vez los oyentes dudaron:
Tal vez no.

¡Bien!

Y puso en la mesa un cubo con arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaban las piedras y la grava.
¿Está lleno? preguntó de nuevo.

¡No!, exclamaron los asistentes.
Bien, dijo, y cogió una jarra de agua de un litro que comenzó a verter en el frasco. El frasco aún no rebosaba.
Bueno, ¿qué hemos demostrado?, preguntó.

Un alumno respondió:
Que no importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas, siempre puedes hacer que quepan más cosas.

¡No!, concluyó el experto: lo que esta lección nos enseña es que si no colocas las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después. ¿Cuales son las grandes piedras en tu vida?. Tu salud, tu familia, tus amigos .... Recuerda, ponlas primero. El resto ya encontrará su lugar.


Resumiendo en diez palabras: "hoy-no-me-da-la-gana-trabajar-lo-se-pais".



Cuestión de prioridades. !Ea!