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233. Lunes, 1 diciembre 2003



Capítulo Ducentésimo trigésimo tercero: ¿Por qué solo fabrican esparadrapos que, o no se pegan o no pueden despegarse?



Hoy me pongo un poco serio para cumplir una promesa que le hice a una "camionera" como dios manda (con su "martillo" y todo), este fin de semana, que se ha empeñado en que, aunque solo sea por una vez, aparque mi vena misógina y reivindique a la mujer, (de todas formas, una vez más lo re-pi-to: misoginia y machismo NO tienen nada, pero nada que ver").



Y mira tu por donde acabo de leer que las mujeres chinas son las más tristes del planeta; Un 56% de los suicidios femeninos que se producen en el mundo corresponden a China.



Hasta el gobierno chino, preocupado por este índice tan elevado puso en marcha en los años noventa lo que llamó "programa de la felicidad" y que consistía en entregar a las mujeres unas cuantas gallinas y un cerdo pensando que así dependerían menos de sus maridos y por lo tanto serían más felices. Naturalmente el programa fracasó, que para eso la felicidad no se puede arreglar con tres gallinas y un cerdo, por muy chinos que estos sean, correteando por mitad de la casa.



Por cierto y hablando de cerdos, en la misma página aparece la noticia de como agencias de viajes de Singapur organizan, por unos 7.000 euros todo incluido, viajes a Vietnam durante una semana para conocer hasta doscientas jóvenes "vírgenes y dóciles", con su certificado médico y ficha detallada con sus marcas y cicatrices.



Sin más comentarios. ¿Para qué?