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190. Miércoles, 1 octubre, 2003



Capítulo Centésimo nonagésimo: ¿Por qué en una discusión cuando una persona tiene la razón hay que dársela si ya la tiene?



El ser humano en su totalidad, también las mujeres, ha tenido desde siempre interés por aprender, curiosidad por observar cualquier cosa que ocurriera a su alrededor, observando el cielo, la forma de vivir de los animales, de las plantas, el uso podíamos hacer de ellos, como fabricar herramientas, conocer como reaccionaba el cuerpo ante diferentes estímulos y enfermedades, cómo alcanzar el cielo y volar, qué tiempo iba a hacer...



La cantidad y profundidad de conocimientos y el ansia por tenerlos es una aspiración lógica de cualquier persona y, a pesar de que tanta información puede acabar aturdiéndonos un poco, la satisfacción de aprender algo nuevo siempre es un reto para seguir adelante y gritar que vale la pena vivir.



Sal, vinagre y aceite. Para que una ensalada quede correctamente aliñada hay que seguir un estricto orden, primero la sal, después el vinagre y, lo más importante, el aceite al final para que cree una fina capa sobre los alimentos y, como consecuencia, el sabor del resto de los alimentos "resbale" sobre esta capa.



Hay veces que uno se maravilla de como, a estas ya tan difíciles edades, la mente sigue así alerta y, aunque me costó mucho trabajo, pude ayer aprender ¡por fin!, el orden en que se debe de aliñar correctamente una ensalada. Una pena que la satisfacción que me invade impida que me concentre hoy en mi trabajo y tenga que pasarme el día sin hacer nada.



Y no es ninguna disculpa, simplemente un efecto colateral del aprendizaje de la vida.