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176. Jueves, 11 Septiembre, 2003



Capítulo Centésimo septuagésimo sexto: Cuándo inventaron el reloj, ¿cómo sabían qué hora era, para poder calcularla?



Lo confieso, yo, como casi todos (sólo hay que echar un vistazo a su número de visitas), leo a Borjamari, no es que me fíe de su extraño gusto, aunque a veces tengo la sensación de que acierta de pleno, pero tiene el morbo de ser diferente; La atracción por las cosas raras que es así.



Ocurre lo mismo (y, de verdad Borjamari, no es ninguna indirecta, ejem), con lo de adorar al diablo; Es la atracción por lo distinto, el morbo por lo raro, al fin y al cabo es acercarse a una religión como otra cualquiera, lo único que hay que hacer es justo lo que las demás prohíben.



El satanismo tiene la ventaja de que se puede elegir grupo y en todos te van a recibir con los brazos abiertos, los hay muy numerosos como la "Iglesia de Satán de Anton LaVey", o más modestitos como el "Templo de Set", la "Satanic Network" o la "Vanguardia Satánica"; Incluso si eres vago y prefieres no moverte de casa existe "Radio Satán Libre", una emisora demoníaca como el Diablo manda.



Además pertenecer a ellos sale barato, basta con un poco de mirra, vino tinto, un cáliz de plata (los de oro quedan para religiones más pudientes), una noche de tormenta y una campana. Ni tan siquiera es imprescindible una imagen del Supremo Satán, una de José Luis Moreno, de Bush, o de la Mari-Tere-Campos en bañador, tendrá el mismo efecto, bueno esta última bastate peor, las cosas como son.



Tampoco los ritos son muy distintos de las demás religiones, por lo que uno podrá dormirse tranquilamente en las liturgias diciendo algo como "!!hail satán!!" cuando los demás lo digan, sin preocuparse de más hasta que sea el momento de cantar, invocar al diablo en plan niña del exorcista o danzar desnudo alrededor del altar moviendo el cuerpo como si un epiléptico bailara el "aserejé".



Uy, ¿Jovencitos desnudos bailando, entregados a los deseos satánicos?.. ¿Y dónde dice que hay que apuntarse?