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  137. Viernes, 13 Junio, 2003



Capítulo Centésimo trigésimo séptimo: ¿Habrá peces vivos en el mar muerto?



Hace mucho que tengo un problema que ya he dejado por imposible, sin embargo me temo que está a punto de volverse a repetir, voy a volver a ser daño colateral del amor.



La situación ya me la conozco, pareja de varios años que rompen de una manera normal, es decir tirándose los trastos a la cabeza en una batalla campal con similitudes a la guerra del congo, y tu, amigo de los dos que, hagas lo que hagas, siempre acabarás traicionando a alguno de ellos, que te lo echará en cara con largos sermones que serían la envidia del mismísimo “coma - andante”.



Que dos personas rompan una relación y se conviertan en super-colegas es algo que solo pasa en las películas de Woody Allen, o en las series de la Obregón, en un mundo más real cuando esa ruptura llega, resulta que en vez de amigo te conviertes, de la noche a la mañana en un bien ganancial que hay que repartir con el resto del botín.



Lo tengo asumido, si hablo con uno el otro me considerará un traidor y viceversa. ¿La solución?, aguantar el chaparrón y esperar a que escampe, por ambos lados.