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  133. Lunes 9 Junio, 2003



Capítulo Centésimo trigésimo tercero: ¿Por qué todo el mundo se empeña en contar a cualquiera que se le ha dormido la pierna?



Un desayuno sano ha de ser equilibrado, debe estar elaborado con productos frescos y del tiempo, que se digieran con facilidad y no nos sobrecarguen. Por eso siempre que puedo, me gusta desayunar, aunque nunca sepa a que hora va a ser, con 28cerocero.



Desayunar con 28cerocero es la mejor y más excelente manera de desperezarse y romper con suavidad el ayuno de toda la noche, es saludable y divertido, no tiene conservantes ni colorantes y, sus altas concentraciones de honestidad y sinceridad, hacen que sus beneficios superen ampliamente a cualquier “pseudo-pisico-dieta-mediterranea” de esas que nos suelen vender en plena explosión de marketing entre los ininteligibles anuncios de coches, (¿pero por qué son tan raros los anuncios de coches?)



28cerocero tiene que ser una buena persona a la fuerza, lo demuestra su ingenuidad que llega al punto de creerse que Madonna existe, cuando todos sabemos que es un holograma virtual al que pone voz una gata recién parida que le están pisando el rabo. ¡Bendita inocencia!



Y si queda alguna duda de su profesionalidad, hay un dato que lo dice todo, es una de esas pocas personas “humanas” que trabajan con estos cacharros del demonio que se llaman ordenadores, que ante cualquier problema, es capaz de decirte algo más que la única frase que les enseñan a los informáticos en sus largos años de aprendizaje: -¡pues apaga y vuélvelo a encender!- Y encima nunca presume de ello.



28cerocero sé que a veces me meto contigo, pero ¿sabes? o mucho me equivoco o eres uno de los mejores tipos que estoy conociendo. El beso de la foto, (si es qué se ve), es todo para ti de un admirador de peluche.