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  114. Martes, 13 Mayo, 2003

Capítulo Centésimo decimocuarto: Si el mar está lleno de esponjas, ¿hasta donde llegaría el agua si no fuese por ellas?

Los cincuenta y tres millones de euros que le costó a Bill Gates su casa, le ha dado para instalar, entre otras cosas, veinticuatro baños, seis cocinas, un embarcadero, una sala de conferencias, un teatro, un garaje para catorce coches, un estuario artificial donde cría salmones o una biblioteca con obras como el Códex de Leicester, libro del siglo XVI escrito por Leonardo Da Vinci y que le costó treinta millones de euros.

Las cincuenta y tres veces al día que se me “cuelga” el windows, no funciona la impresora o se me desprograma el acceso a internet me ha dado, entre otras cosas, para estar a punto de golpear veinticuatro veces la pantalla, tener seis pensamientos para el trabajo de su madre, morder catorce veces un lapicero que no tenía culpa ninguna o retorcer el cable del ratón hasta llevarlo a una muerte súbita por estrangulación, sin contar con el ataque de rabia que llevó a una “glamourosa” alfombrilla del siglo XX, firmada por la revista “hola”, de cabeza a la papelera.

Parece que Bill Gates y yo en cuestión de números somos casi colegas. Creo que estoy en el buen camino.