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  053. Martes, 11 febrero, 2003

Capítulo Quincuagésimo tercero: ¿Por qué cuando llueve levantamos los hombros? ¿Nos mojamos menos?

He caido, lo confieso, soy un ser débil, tenía pensado pasar de san valentín pero me es imposible, son muchos los anuncios de colonias y son muchos los discos de boleros para que cuele la frase esa de que es un invento del corteinglés.

Será lo que sea, pero si a tu pareja, por muy militante anticonsumo que sea, no le regalas algo, se pasará unos cuantos días con las indirectas esas que tan bien sabe fabricar, quien evita la tentación evita el peligro.

Ya no es por el santo de turno, el problema es más bien de envidia, si a los demás les cae algo, ellos también quieren, que esas proclamas sobre lo malo que es caer en tópicos y en convencionalismos van bien cuando se filosofa en grupo para aparentar que uno está de vuelta de todo, pero a la hora de la verdad nada de nada.

Eso si, este año mato dos pájaros de un tiro que ya estoy un poco harto de los ramos de flores al trabajo, además eso sorprendía las primeras veces, la última hasta se permitió hacer críticas sobre si el ramo en cuestión parecía de iglesia o de boda, así que este año le he comprado el “simcity cuatro”, teniendo en cuenta que no le gustan los juegos de ordenador la sorpresa la tiene asegurada y si por alguna extraña razón no quiere usarlo, aquí estoy yo para sacrificarme y hacerlo por él. Para que luego digan que uno no está en todo.

Abandonos, Virgen y Furioso se despide de su bitácora con un poema de García Lorca, voy a echarle de menos, yo y otro montón de gente que lo leía cada mañana, cada tarde o cada noche, que para eso las páginas están abiertas las veinticuatro horas, como las funerarias. Seguro que volverá, igual de furioso..y si quiere, igual de virgen. No es el único, parece que hay una pequeña epidemia, nos atiborraremos a antibióticos.

Uno se queda un poco así, con esa sensación de perdida de algo, con esa sensación de que se rompe una parte de esa rutina que completaba el día, algo se tendrá que mover, nacerán más, morirán más, hay que acostumbrase. Como a la vida misma.