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  Viernes, 22 noviembre 2002

¿Las cosas caen por la gravedad o por su propio peso?

Hoy se me está haciendo especialmente pesado el trabajo, bueno, vamos a hablar con propiedad, debería de decir que se me está haciendo pesado el tiempo que tengo que estar en el trabajo. La teoría de la relatividad y todo eso, el tiempo pasando a la velocidad con la que se aparea el caracol. el aburrimiento con hora de entrada y salida.

Para matar el tiempo –la expresión ahora que me doy cuenta se las trae.. matar!!, podría llamar a una vieja amiga a quien le debo una llamada desde que me felicitó muy efusivamente en mi cumpleaños y a la que no veo hace siglos, es curioso, siempre se acuerdan mejor del cumpleaños de uno aquellos a los que hace un siglo que no ves y en cambio tienes que hacer publicidad intensiva con mensajes subliminales acerca de los regalos que te interesan con la gente a la que ves todos los días, yo creo que es cosa de esas agendas electrónicas en las que acabas metido sin tu permiso y que la gente con la que tratas de una manera habitual, por aquello de que te ven continuamente, no consideran elegante ponerte en el menú de “aniversarios” y similares.. ellos se acordarán sin necesidad de ser avisados.. lo de la confianza el asco y eso, así les va.. y nos va.

Pero tampoco tengo ganas de llamarla, al fin y al cabo la conversación podía ser la grabada de la última vez y no notar ninguna diferencia, preguntas que tal todo, te pregunta que tal todo y empieza una divagación tipo partido de ping pong sobre lo bien que nos conservamos ambos- ventajas de no verse- lo complicado que tenemos ambos vernos –la familia, los hijos, la fabrica y cualquier otra disculpa ajena !!por supuesto!! a las ganas de encontrarse que son, !!por supuesto!! inmensas, y acabar recordando los viejos tiempos, tan suficientemente viejos como para adornarlos al gusto con la confianza de que el otro asentirá sin rechistar cualquier detalle directamente proporcional a la imaginación del día.

Y es llegado a este punto cuando a veces aparecen pensamientos de esos que dan miedo, de esos en los que uno se plantea seriamente si la salud mental propia está dentro de unos parámetros de normalidad, de esos que a uno le hacen replantearse pedir una baja urgente por locura transitoria, o peor.. definitiva.. porqué es llegado a este punto cuando, aunque sea de una manera fugaz te asaltan pensamientos del tipo ¿se pasará más deprisa el tiempo si me pongo a trabajar?.. ¿se reducirá el aburrimiento si empiezo a leer los papeles que se me están acumulando?. Sí, es solo un momento, pero la sensación de que algo se está derrumbando después de mantener unos principios constante a lo largo de toda la vida, golpea de una manera cruel en la integridad que uno intenta mantener.

Suele ser solo un momento, también es verdad, y al fin y al cabo se puede achacar a las debilidades humanas que todos llegamos a padecer en algún momento de nuestra vida, sin embargo es demasiado cruel, demasiado terrorífico para que uno se encuentre de golpe con el retorcido pensamiento de que quizá trabajando podía disminuir el aburrimiento, hay momentos en la vida de cualquier persona donde la cabeza es la más cruel enemiga de uno mismo.